domingo, 16 de febrero de 2014

Con los ojos vendados


No hay aprendizaje sin experiencia, y la experiencia de este semana, la de tener los ojos vendados primero tratando de proteger un objeto y la segunda siendo guiados por un lazarillo, permitió generar un montón de conocimiento y sobre todo sentimientos diversos.

La primera práctica la de estar en una posición de alerta logró poner todos los sentidos atentos, prestos a descubrir y detectar cualquier movimiento que intente apoderarse del objeto que teníamos en custodia. Escuchar el crujir de la madera, la respiración cercana, además de una sensación inexplicable de que alguien se aproxima fueron experiencias nuevas y enriquecedoras.  

La segunda actividad tuvo como factor clave y primordial permitir desarrollar la confianza, adquirir confianza en la persona que te guía, poner en sus manos tu seguridad, confiar en que no te dejara caer o tropezar se convierte en la parte que define como será el ejercicio. Una vez superada esta etapa y dando pasos inseguros uno avanza hacia lo que será el despertar de los sentidos y reconocer cada objeto que el lazarillo ponía a tu alcance. El sentir la brisa en la cara, redescubrir la textura de las hojas de alguna planta, adivinar con solo el tacto el objeto que estamos tocando o intentar imaginar el lugar en el que uno está caminando  es una experiencia de aprendizaje inigualable.

Al cambiar el rol es totalmente diferente, convertirte en lazarillo, ganarte la confianza de la persona a la que estas guiando, poner el mundo en sus manos, adquirir esa posición conlleva una gran responsabilidad que uno debe asumir.

La actividad motivó a realizar mas actividades que ayuden adquirir experiencia por tanto adquirir conocimiento que permita lograr empatía con otros y paso a paso convertirte en mejor persona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario